El sobrecrecimiento fúngico del mundo occidental
El sobrecrecimiento del hongo Candida albicans es el principal agente causante de la candidiasis vulvovaginal (CVV), una enfermedad multifactorial del tracto reproductivo femenino inferior que produce inflamación patológica y síntomas incómodos y molestos.
Enfermedad y relevancia en la actualidad
La sintomatología que refleja la CVV está protagonizada por la inflamación de la mucosa tras el sobrecrecimiento del hongo, la invasión epitelial y la producción de factores de virulencia. Comúnmente, las sensaciones que se describen en mujeres afectadas son las siguientes:
- * Picazón vaginal
- * Ardor
- * Dolor
- * Enrojecimiento
En ocasiones, también parece acompañar a los anteriores eventos un flujo vaginal compuesto de epitelio desprendido, células inmunes, levadura y fluido vaginal.
Se calcula que la CVV es la patología más prevalente en la actualidad. Afecta aproximadamente al 75% de todas las mujeres al menos una vez en su vida.
Cuando aparecen más de 3 eventos anuales de sobrecrecimiento de Candida albicans, se diagnostica como CVV recurrente, lo que propicia una toma reiterada de antibióticos y antimicóticos.
Como factores de riesgo establecidos se identifican, claramente, los siguientes:
- * Antibióticos
- * Actividad sexual
- * Anticonceptivos orales con alto contenido de estrógenos
- * Embarazo
- * Uso de inhibidores del cotransportador de glucosa sódica 2 (SGLT2)
- * Diabetes mellitus no controlada
A nivel económico también supone una problemática pública. La magnitud del gasto económico asciende a 1,8 billones de dólares al año, solamente en EEUU.
¿Cómo se genera la enfermedad y cómo reacciona el organismo?
Durante décadas se consideraba esta enfermedad como un defecto de la respuesta inmune adaptativa. Sin embargo, estudios innovadores con humanos voluntarios a quienes se les inoculaba el hongo vía vaginal, reveló que su sobrecrecimiento estaba mediado por la respuesta inmune innata en la que un número elevado de neutrófilos evidenciaba la sintomatología. Posterior a este descubrimiento, la Candidiasis se catalogó como inmunopatología.
El hongo C. albicans es polimórfico y adopta dos formas morfológicas principales: la levadura ovoide y la hifa alargada. Este dato es relevante ya que la transición de ovoide a hifa alargada marca la virulencia del sobrecrecimiento. La clave está en que C. albicans comienza a experimentar el cambio de levadura a hifa en condiciones inductoras de morfogénesis (p. ej., aumento de estrógenos, pH vaginal elevado y alteración del microbioma).
Cuando el organismo detecta un sobrecrecimiento peligroso de C. albicans por, los receptores de patrones de reconocimiento (PRR) se inducen automáticamente una señalización de citoquinas proinflamatorias y un reclutamiento de células inmunes innatas y adaptativas que harán diana en los focos infecciosos.
C. albicans ejerce su daño principalmente a través de dos mecanismos principales: invasión directa por filamentos hifales y secreción de efectores de virulencia. Las hifas son cruciales para romper las barreras de la mucosa y causar daño tisular. Las membranas del huésped pueden debilitarse por enzimas degradativas secretadas en la punta de la hifa y la presión ejercida por el filamento alargado es suficiente para penetrar en la célula huésped. Además, este hongo en estado patogénico genera la capacidad de forma biopelículas maduras en la vagina como método de protección.
¿Qué papel tiene el microbioma?
En artículos anteriores se ha comentado la importancia de un estado de eubiosis (equilibrio microbiano) en el ser humano. Se conoce ampliamente el papel inmunomediador de la microbiota y se plantean actuaciones sobre la microbiota vaginal e intestinal (como mayor reservorio de microorganismos en el cuerpo) que particiapan en la mejora del sobrecrecimiento de C. Albicans.
Además, se ha comprobado en diferentes trabajos como:
- * Las cepas de Lactobacillus spp. pueden tener efecto protector frente a CVV
- * Las mujeres con CVV presentan un perfil distinto de microbioma en comparación con mujeres sanas
Tratamientos y novedades
El tratamiento común recetado incluye supositorios vaginales, medicamentos antimicóticos y antibióticos. También se suelen preescribir productos tópicos con analgésicos locales para disminuir la sintomatología asociada.
Como avance terapéutico se empieza a sugerir la terapia probiótica o la administración de microbios beneficiosos a la superficie de la mucosa, para el tratamiento o la prevención de la vaginitis por Cándida. Ya existen trabajos que reflejan mejoría en algunas mujeres que utilizan estos métodos, aunque todavía se necesita más evidencia al respecto.